Homilía con ocasión del 4to aniversario del Pontificado del Papa Francisco

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Las lecturas de hoy nos dan el marco ideal para celebrar este día. No resulta fácil hablar del Papa Francisco, dado que yo mismo desde aquel 13 de marzo no termino de caer en la cuenta de que aquel hombre con el que compartimos 20 años de  de paternidad, de consejo espiritual, de confesión, de amistad…hoy sea el Obispode Roma, como gusta llamarse así mismo. Hay realidades, que a los que estamos del otro lado del hemisferio, nos parecen muy lejanas, hasta impensables.

¿Quién es este Papa para nosotros llamado Bergoglio? El que vemos y escuchamos en la ventana de San Pedro, capaz de decir un informal “buenas tardes”. Un hombre profundamente humano, que ha vivido una vida corriente y normal, y por esto, él se comunica como lo hacen los hombres y las mujeres que atienden el hogar, que trabajan, que se cruzan por la calle. Ese es Francisco, un hombre con sentimientos como los nuestros pero transfigurados por la experiencia del encuentro vivo y personal con Dios. Ese “buenas tardes”, habla de un pastor que busca el encuentro con el hombre,acercándose allí donde el hombre existe, con su vida a cuestas, afirmando que Dios está allí donde hay un hombre o una mujer que lo buscan  con sincero corazón. Dios habita en la ciudad, decía Bergoglio:en el hombre común que trabaja, sufre y renueva su esperanza cada día.  “Buenas tardes” fue el comienzo de un dialogo para entrar en la casa y en el corazón de su pueblo con la simpleza de aquel que golpea la puerta y saluda, esperando ser recibido. No se impone, desea el bien, lo bueno para esta nueva familia universal a la que debe conducir y acompañar desde el amor de Dios, siendo ministro de su ternura.

¿Quién es el Papa Francisco? Aquel que se presenta poniendo a la Iglesia como protagonista de este momento: “Fueron a buscar un Papa al fin del mundo’;con esta expresión reconoce la acción del Espíritu. No fue Dios directamente con un rayo poderoso, ni fue el fruto de una campaña similar a las que se manejan en los medios políticos.Fueron otros hombres de la Iglesia los que lo eligieron. Francisco es el hombre que ama entrañablemente a la Iglesia, por eso quiereuna Iglesia al servicio de este mundo, siendo fiel a Cristo y a su Evangelio; una Iglesia libre de toda espiritualidad mundana, una Iglesia libre de la tentación de quedarse congelada dentro de sus propias estructuras, de ser una Iglesia clerical. Quiere una Iglesia atenta a los más pobres y los que más sufren; una Iglesia que no puede ser reducida a ser una pequeña capilla, ya que está llamada a convertirse en una casa abierta para toda la humanidad; una Iglesia  que sale a  las calles a evangelizar, tocando con sus manos los corazones de todas las personas; una Iglesia dispuesta a llegar a las periferias existenciales, donde nuestros hermanos y hermanas luchan cada día  para sobrevivir.

¿Quién es el Papa Francisco?  El hombre de la “Memoria”, memoria que no es solo recuerdo, sino presencia activa y operante del pasado en el hoy; la memoria del pasado nos acompaña no como un peso aplastante, sino como un hecho interpretado a la luz de la conciencia presente. Desde el primer momento el Papa Francisco no se cansa de hablar de la misericordia de Dios como su rasgo más determinante y profundo que nos coloca en nuestro autentico lugar. Somos “misericordeados por Dios”, somos amados en nuestra pobreza, fragilidad y miseria con un amor que nos eleva y nos dignifica. De ahí que la sonrisa, el abrazo, el gesto de ternura que reciben todos los que se acercan al Papa no son algo más, son expresión del amor misericordioso de Dios.

¿Quién es el Papa Francisco? Aquel que ama profundamente a los pobres y que clama por ellos con la certeza de que su dignificación no pasa por subirlos al podio de la lastima creando demagógicamente una cultura particular que los aísle, y fácilmente manejable; sino que su dignificación pasa por  ayudarlos compartir la vida del pueblo de Dios como miembrosque tienen que recibir, pero también con posibilidad de dar desde su pobreza. Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos”.No hace de la pobreza una ideología, al contrario no le tiembla la voz para denunciar los males que la ocasionan. La dignidad de cada persona humana y el bien común son cuestiones que deberían estructurar toda política económica, pero a veces parecen sólo apéndices agregados desde fuera para completar un discurso político sin perspectivas ni programas de verdadero desarrollo integral. ¡Cuántas palabras se han vuelto molestas para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes, molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un compromiso por la justicia. Otras veces sucede que estas palabras se vuelven objeto de un manoseo oportunista que las deshonra”. El pobre es dignificado cuando se garantizan las T; tierra, techo y trabajo.

¿Quién es el Papa Francisco? Un argentino profundo y visceral, con conciencia de nación, de ciudadanía y de pueblo. Con un pensamiento político amasado en la historia y en los hitos de este pueblo, pero iluminado fuertemente por el Evangelio. Y esto nos viene muy bien en tiempos difíciles: esto lo decía cuando, siendo Arzobispo de Buenos Aires, era ninguneado por los poderes políticos. “Es necesario que cada uno recupere cada vez más la propia identidad personal como ciudadano, pero orientado hacia el bien común.” Esta conciencia ciudadana se afirma cuando se tiene presente la propia inserción en la sociedad y de allí en un pueblo. Sin pertenencia a un pueblo no se puede ser ciudadano... no hay identidad sin pertenencia.” “el ciudadano no es el montón, no es el rejunte. Pueblo es la ciudadanía comprometida, reflexiva, consciente y unida tras un objetivo o proyecto común”. Nuestro pueblo sabe, tiene alma, y porque podemos hablar del alma de un pueblo, podemos hablar de una manera de ver la realidad, de una conciencia. Nuestro pueblo sabe que la única salida es el camino silencioso, pero constante y firme  de proyectos claros, previsibles, que exijan continuidad y compromiso de todos los actores de la sociedad y con todos los argentinos.”

¿Quién es el Papa Francisco? El hombre de fe, en ninguna carta, en ninguna oportunidad falta esta frase: “Rece por mí”. No es una fórmula piadosa, es un convencimiento: la elección viene de Dios, pero la  gracia de la fidelidad, de la fecundidad no viene por los propios méritos sino por la oración intercesora del pueblo de Dios; es una profesión de fe en la  fuerza de la oración como debilidad de Dios y fuerza del hombre. 

El Papa Francisco no es un invento del 13 de Marzo, es, cree y vive como Papa, lo que fue, creyó y vivió como sacerdote y obispo. Hay una coherencia de vida que es lo que hacen genuinos todos sus gestos, potenciados ahora por la gracia especial del Espíritu Santo que le ha regalado una alegría manifiesta, visible y desbordante. Celebrar su presencia como Papa no significa agrandar el ego para creernos que somos los mejores del mundo: tenemos a Maradona, Messi, una reina y como si esto fuera poco; el Papa. Celebrar este momento no sólo es alegrarnos que un argentino, para los que creemos:sea hoy nuestro pastor y para los que no creen un indiscutido líder moral; es sobre aprender que nada se inventa de un día para otro, nada es veraz sin raíz. Nosotros, mal acostumbrados a atar todo con alambre, a hacer de las grandes oportunidades oportunismos, a perder la memoria y no cumplir lo que prometemos, a vivir en una eterna escenografía maquillando la realidad; al sálvese quien pueda; que podamos estar a la altura de un argentino que se puso el mundo al hombro y tiene las ganas y el coraje de querer cambiar el rumbo de la historia.

Mons. Eduardo García
Obispo de San Justo

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