Misa de Niños: `Danos Amor para dar`

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MISA DIOCESANA DE NIÑOS
-SAN JUSTO 2016-
“Danos Amor para dar”

Cerca de 9000 personas, en su mayoría niños; tres tribunas habilitadas, una cancha transformada en Templo, un arco iris de colores cantando y bailando… sólo puede ser posible si Jesús está presente. El pasado sábado 24 de septiembre de 2016, los chicos de San Justo tenían cita en la cancha de Alte. Brown de Isidro Casanova para celebrar juntos bajo el lema “Danos amor para dar” haciéndose eco del año de la Misericordia que propuso vivir el Papa Francisco.
Alrededor de las 14.30 hs; se comenzaron a sentir bombos, gritos y canciones desde las más de 10 cuadras de cola frente a la entrada al estadio. Todos los decanatos, con sus respectivos instrumentos y pecheras de colores, que se venían preparando con anticipación para esta fiesta, dieron el presente para vivir a pleno y al unísono la Misa de los Niños presidida por Monseñor Eduardo García.
A las nueve de la mañana comenzaron los preparativos del equipo de Pastoral para Niños de la Diócesis. La Fuerza de Policía estuvo atenta con gran generosidad a la realización de la fiesta.
La tribuna comenzó a llenarse pasadas las 15 horas y con gran sorpresa, fuimos testigos de que esa misma tribuna central se colmaba de niños, catequistas, familias y animadores. Pronto, la gente tuvo acceso a la cancha y, finalmente, el club habilitó las dos tribunas laterales, Norte y Sur, porque la convocatoria fue inmensa.
Luego de la presentación de los grupos, colegios y parroquias, un partido gigante con figuras de goma espuma, se debatía en la cancha. El equipo de Solidaridad Junior contra Hambre Feroz. Pese a las trampas, el egoísmo y la violencia, el equipo de la Solidaridad ganaba el partido de la mano de Jesús. Los chicos hacían hinchada y cantitos.
Comenzó la Misa y se sentía la calidez, la necesidad y alegría de tantos niños y adultos que latían al mismo tiempo reunidos en torno al altar, pidiéndole a Dios que les llenara el corazón con su Amor, para darlo a los demás. El coro iba llenado el ambiente con su música y los animadores alentaban a cantar y bailar. Fue emocionante escuchar a los chicos tocar sus instrumentos: panderetas, pezuñas, maracas, toc-toc, cornetas y tambores, que conformaban una orquesta maravillosa de sonido y color.
El primer Amén de las tribunas fue como una ola que fue deslizándose suavemente y llenó el estadio. El silencio se hizo escuchar cuando se leyeron las lecturas y los chicos  con su espontaneidad habitual, desde las tribunas y el campo dialogaron con el Obispo.
Se ofrecieron junto al pan y el vino el fruto de la colecta solidaria que se fue preparando semanas antes.
Otro silencio profundo invadió el estadio; fue el momento en el que se escuchaban las palabras de Jesús en la última Cena. Jesús estaba ahí.
Quien estuvo presente sabe que no va a poder olvidarse de tantos chicos celebrando lo mismo: Jesús que vive entre nosotros y nos invita a ser como él, regalando amor a todos los que tenemos cerca. Quien participó de la fiesta sabe la alegría que nos desbordaba el corazón cuando terminaba la Liturgia y volvíamos a cada comunidad. Alegre, inolvidable, plena, fueron algunas de las sensaciones que van a quedar grabadas en la memoria de todos cuando recordemos la Misa Diocesana de Niños 2016 en el estadio de Almirante Brown.

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